La sociedad en la que vivimos en ocasiones nos crea falsas necesidades, la idea de que necesitamos un producto o servicio que en realidad no necesitamos. Esta sensación que nos genera, nos hace adquirir estos servicios o productos que luego no usamos o después de un par de ocasiones quedan olvidados. Además, esto puede ser en cualquier sentido como suscripciones, compras de productos o ropa, inscribirnos en un gimnasio o curso, etc.
¿Qué consecuencias pueden tener estas falsas necesidades?
Estas falsas necesidades nos generan un deseo de adquirir aquello que creemos necesitar, lo que en muchas ocasiones nos lleva comprarlo. Si nos ocurre con cierta frecuencia además de acumular productos que no utilizamos o servicios que realmente no estamos aprovechando puede aparecer una sensación de que necesitamos algo más, y podemos llegar a desarrollar algo muy cercano a una adicción. Además, si acumulamos productos o servicios que desaprovechamos podemos sentirnos mal por ello porque, al pasar el momento de euforia que nos ha llevado a comprar, nos damos cuenta de que hemos malgastado dinero.
En el post de hoy queremos hablaros de este tema; muchos hemos sido conscientes de que tenemos muchas cosas que ni usamos ni necesitamos debido a que en estos últimos meses hemos estado confinados y muchos no han podido trabajar por a la situación actual. Esta situación de pandemia nos ha obligado a pasar muchas horas en casa, y eso ha supuesto tener que buscar cómo ocupar ese tiempo con diferentes actividades (entre ellas limpiar la casa o comenzar con alguna actividad nueva). También estar todas esas horas en casa y dedicar más tiempo a la limpieza nos ha hecho ver que era necesario hacer "limpia", organizar y deshacernos de cosas que estaban en nuestras casas sin darles uso.
Durante estos meses, muchas personas han hecho limpiezas a fondo que de no ser por tener todo ese tiempo libre no se hubieran hecho. Al realizar esta tarea, muchos hemos sido conscientes de que tenemos muchas cosas que no usamos o que usamos en muy pocas ocasiones (y que además podemos sustituirlas por otras que sí usamos más). Esta limpieza y deshacernos de trastos, en general, nos provoca una sensación de "paz mental". No estoy hablando del minimalismo y de seguir pautas como las de Marie Kondo, ya que eso creo que depende mucho del tipo de vida y de la forma de ser de cada uno. Hablo de tener lo que necesitamos y no acumular por acumular.
Acumular, en este caso productos de cualquier tipo, hace que nos sea más difícil saber qué tenemos y a su vez hace que usemos menos cada cosa. Por ejemplo, si tenemos 10 pantalones, a lo mejor usamos habitualmente 3 o 4 y el resto ocasionalmente, y quizás alguno está tan al fondo de nuestro armario que todavía tiene las etiquetas puestas (o tenemos alguno que ya no nos queda bien porque nuestro cuerpo ha cambiado). Esto se puede aplicar a cualquier cosa que tengamos en casa: utensilios de cocina, ropa y calzado, herramientas, productos de cuidado personal e incluso decoración de la casa. A nivel psicológico, esta acumulación puede generarnos ansiedad o frustración por ver demasiadas cosas o no poder encontrar lo que necesitamos en un momento dado. Además, si nuestro entorno en casa esta sobrecargado de cosas nos puede hacer sentir mal. No digo que la casa deba estar perfectamente ordenada porque eso depende de cada uno y su propia personalidad, pero todos tenemos un límite personal y un equilibrio entre orden y caos y es en este límite personal donde tenemos que fijarnos. Si no nos sentimos bien en nuestra propia casa, nos resultará más difícil y duro realizar las tareas del día a día.