
Desde que empezó esta situación de alerta sanitaria en la que todo el personal de hospitales y demás centros sanitarios están teniendo unos niveles de trabajo muy elevados, se les ha comenzado a llamar héroes.
Si bien es cierto que el personal sanitario realiza (y actualmente sigue realizando) una labor muy importante tanto en la prevención como en el tratamiento de las diferentes enfermedades, y concretamente ahora en el caso del coronavirus, no dejan de ser personal sanitario.
Quiero decir, la palabra héroe lleva implícita una serie de responsabilidades y tiene unas connotaciones muy concretas. Normalmente las personas a las que llamamos héroes son aquellas que para desempeñar su trabajo se han formado en situaciones de riesgo y peligro tanto para otras personas como para ellos mismos. En general estaríamos hablando de los diferentes cuerpos de seguridad y bomberos.
Los sanitarios, aunque hacen un papel muy importante para nuestra salud, incluyendo salvar vidas, no están preparados para este tipo de situaciones. Lo que estamos viviendo es una situación muy excepcional, que nunca se había vivido y que está suponiendo un reto tanto para el personal sanitario como para el resto de la población y está poniendo a prueba la resistencia de los diferentes países que la estamos padeciendo.
A los sanitarios se les está llamando héroes como muestra de nuestro apoyo y agradecimiento por el trabajo que están realizando en esta situación tan complicada, pero a muchos de ellos les genera un problema ya que esta denominación implica esa responsabilidad de hacer cosas a veces imposibles. Además, los héroes son siempre fuertes, no se rinden, pueden con todo y no piden ayuda. Como consecuencia de ser llamados héroes estas personas pueden padecer problemas de estrés, angustia, sentimientos de impotencia y de culpa, etc.

Todas estas consecuencias también son aplicables a otros sectores como el personal de los supermercados, repartidores, personal de correos… Y, aunque el impacto probablemente será menor debido a que están más preparados para ello, a todos los cuerpos de seguridad y bomberos; para los que también esta situación es excepcional y supone una presión adicional a la que conlleva su trabajo habitual.
Me gustaría resaltar la importancia de tener siempre presente que todos estos profesionales no dejan de ser personas, que esta situación les está exigiendo mucho más de lo que todos esperábamos y sería bueno que, unidos a esos aplausos solidarios de cada día, pongamos de nuestra parte para descargarles en la medida de nuestras posibilidades de esa presión extra. Creo que el agradecimiento a todos ellos es bueno, porque después de una jornada dura ese reconocimiento puede darles el impulso que necesitan para seguir adelante. Tenemos que ser conscientes de que no se trata de decir que son héroes o de todos esos otros apelativos que les ponemos sino de apoyarles con nuestras acciones y siendo coherentes con todos esos mensajes de ánimo y agradecimiento que les mandamos.
Por eso, nosotros queremos agradecer desde aquí la labor de todos estos colectivos y les enviamos ánimos para seguir adelante. Y al resto os pedimos que os quedéis en casa, que sigáis con las medidas de prevención y de higiene que se han establecido, que salgáis sólo lo estrictamente necesario y también el tiempo imprescindible. Es una situación difícil para todos, pero esto es lo mejor que podemos hacer para recuperar nuestras rutinas lo antes posible.