
Hasta el momento hemos publicado varios post que podrían formar una pequeña guía para quienes no sepan si es conveniente acudir a un psicólogo y qué valorar a la hora de elegir uno: Lo que un psicólogo/a puede hacer por ti, La decisión de ir al psicólogo/a y Consejos para elegir psicólogo/a.
En el post de hoy queremos completar esa pequeña guía ofreciendo algunas ideas y rompiendo con algunas creencias al acudir a terapia. Una vez hayas decidido acudir a terapia y ya tengas cita con el psicólogo/a que hayas elegido, seguramente te encuentres un poco nervioso/a ya que las ideas que nos pueden venir a la cabeza sobre qué podemos encontrarnos son muy variadas y muchas, al surgir de la ficción de las películas, no son reales.
Dependiendo de cada psicólogo/a y del tipo de terapia con la que trabaje, el funcionamiento será diferente. En este post vamos a exponer brevemente cómo lo hacemos en nuestro centro, aunque como decimos, hay muy diversas formas de funcionamiento.
En primer lugar se suele hacer una recogida de datos para poder abrir la ficha, los datos que se piden son los habituales (nombre completo, dirección, teléfono, e-mail, etc.). Una vez hecho esto, se explica cómo funciona la terapia (en nuestro caso puedes consultarlo previamente en el apartado ¿Qué tipo de terapia elegir? de nuestra sección Dudas habituales), las condiciones de confidencialidad y el compromiso que se pide al paciente con la terapia. Después se te pedirá que firmes una hoja en la que reconoces haber sido informado sobre todos estos aspectos y otra donde te comprometes a realizar las tareas y asistir a las sesiones para el buen funcionamiento de la terapia.
Una vez hecho esto, el psicólogo/a pasará a la gran pregunta ¿Por qué has decidido acudir a consulta? En la primera sesión seguramente te vengan varias cosas diferentes a la cabeza, o al contar cuál es el problema expliques los hechos de forma desordenada y acordándote después de otras situaciones problemáticas. No te preocupes, esto es normal ya que un problema se ve reflejado en diferentes ámbitos de nuestra vida y a veces no tenemos muy claro dónde ha empezado el problema. Esto es algo que se irá trabajando poco a poco en la consulta. Lo importante es que puedas ir explicando el problema, ordenar los hechos y encontrar el origen lo harás con ayuda del psicólogo/a.
Ahora bien, acudir a un psicólogo/a no significa que no puedas preguntar y tengas que escuchar todo lo que él/ella diga porque las preguntas son importantes tanto para que tú puedas sentirte cómodo/a en la terapia como para que el psicólogo/a pueda entenderte mejor. Es importante que preguntes todo aquello que no te quede claro sobre cualquier aspecto, no existen las preguntas tontas. Además, el psicólogo/a no va a juzgarte, sólo va a ayudarte a reforzar tus habilidades y a adquirir algunas técnicas para poder superar el problema que te ha hecho acudir a consulta.
Otro punto importante que a veces genera inseguridad sobre la confidencialidad es ¿qué hago si me encuentro a mi psicólogo/a por la calle? No tienes de qué preocuparte, debido a la confidencialidad y para dar una mayor seguridad sobre ello a los pacientes, la decisión de saludarlo o no está en tu mano. Si decides saludarle él/ella te devolverá el saludo, normalmente él/ella no te saludará si tú no lo haces antes para que (sobre todo si vas con otra persona) no tengas que dar explicaciones. Tú eres libre de contar lo que quieras a quien quieras y de saludar o no a tu psicólogo/a.
Esto es todo por el momento, pero sólo es la primera parte. La próxima semana os dejaremos un nuevo post con la continuación de éste.