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La decisión de ir al psicólogo/a

Hoy en día la mayor parte de las personas se preocupa por su salud, cada día vemos anuncios en televisión donde nos dan consejos sobre ello, e incluso hay productos que nos quieren vender para mejorar ciertos aspectos de nuestra salud. Por ello, la mayoría sabe cuándo debería acudir al médico o al dentista por ejemplo, pero ¿qué pasa con los psicólogos? Hay personas que quizá todavía hoy, piensen que un psicólogo solo se dedica a tratar problemas como enfermedades mentales importantes (como por ejemplo la depresión o la esquizofrenia).

Si bien es cierto que los psicólogos se encargan del tratamiento de este tipo de problemas también tratan problemas más comunes y que, en un primer momento no son tan graves. Sin embargo mucha gente no percibe la necesidad de acudir a un psicólogo y a veces cuando toman la decisión es porque el problema se ha agravado, con lo que la resolución del mismo es más difícil.

Por todo esto hoy queremos daros unas claves que os pueden ayudar a tomar la decisión, a valorar si sería recomendable consultar con un psicólogo.

En primer lugar y de forma general sería recomendable acudir a un psicólogo cuando el problema que tenemos interfiere con nuestra vida y no nos permite llevarla a cabo con normalidad. Ya que esto es muy abstracto vamos a concretar un poco más en que puede traducirse:

  • Problemas de concentración y de rendimiento en el trabajo o en los estudios que se pueden reflejar en despidos continuos o en no ser capaz de aprobar las asignaturas.
  • Irritabilidad o agresividad expresadas a través de conflictos y discusiones con otras personas. Esto no es un problema si es en momentos concretos, sólo lo sería si ocurre de forma sistemática.
  • Problemas para controlar las emociones como puede ser una facilidad excesiva para llorar ante cosas que no son realmente relevantes o, como en el caso anterior, explosiones de ira ante pequeños problemas.
  • Problemas de sueño, bien porque no se consigue conciliar el sueño, bien porque no se consigue dormir toda la noche seguida o bien porque se está demasiadas horas del día durmiendo.
  • Incapacidad o mucha dificultad a la hora de tomar decisiones, no se es capaz de decidir y por ello se deja a otros tomar las decisiones o se decide lo que se piensa que los otros creen que es mejor.
  • Pensamientos excesivamente negativos o recurrentes, se ve todo de forma muy negativa, nada va a salir bien o hay un pensamiento negativo (o varios) que se repiten continuamente sin que la persona pueda evitarlos.
  • Sentir que has perdido la capacidad de disfrutar de las cosas o sentir que nada merece la pena en este mundo. También sentir una soledad profunda, incluso cuando se está con otras personas.
  • Problemas de apetito, bien por comer demasiado poco o bien por comer en exceso de forma compulsiva. En estos casos lo más probable es que se dé un cambio en el peso de la persona y no es necesariamente que se padezca bulimia o anorexia.
  • No encontrarse satisfecho consigo mismo hasta el punto de pensar que no se es capaz de hacer nada bien, o que lo que uno hace no tiene un valor real para los demás.

Estos son los puntos que creemos mejor reflejan las situaciones que pueden requerir ayuda psicológica, quizás no sea necesario en todos ellos ya que depende de los recursos tanto propios como externos de los que disponga la persona a la hora de afrontar ese problema.

Sin embargo creemos que es importante tener todo esto en cuenta y en caso de valorar que necesitamos ayuda acudir a un psicólogo para que nos ayude a afrontar el problema.

2 comentarios en “La decisión de ir al psicólogo/a

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  2. Definitivamente es una excelente guía para saber los momentos en los que se requiere un psicólogo. Creo que también es importante ofrecer seguridad a los consultantes y dar una guía de cómo elegir el psicólogo adecuado.

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