
La semana pasada os dejamos la primera parte de este post, que es la última parte de una pequeña guía para ayudar a quienes no tienen claro cuándo acudir a terapia, cómo elegir psicólogo, etc.
En el post anterior despejábamos algunas dudas que pueden surgir una vez que ya hemos decidido acudir a terapia y hemos elegido un psicólogo/a. Hoy continuamos con otras posibles dudas que pueden aparecer y crear inseguridad para tomar la decisión final de contactar con un psicólogo/a.
A veces, podemos plantearnos cuándo es adecuado contactar con nuestro psicólogo/a. Esto depende mucho de cada profesional, pero normalmente suelen atender dentro del horario laboral sin problema, y si no es posible responder a la llamada en el momento en que le paciente la hace, le devolvería la llamada en otro momento. Algunos pueden cobrar por este servicio, aunque no es nuestro caso. También pueden ofrecer contacto a través del correo electrónico o (últimamente más a menudo) el WhatsApp. En cualquier caso, esta es una pregunta que puedes hacerle a tu psicólogo/a en la primera sesión para que te aclare cómo trabaja en su caso.
Otra duda que puede surgir es si puedes hacerle preguntas personales a tu psicólogo/a. La respuesta es sí que puedes, pero probablemente no las responda ya que la terapia y el terapeuta se centran en ti. Es importante trabajar sobre tus experiencias, sentimientos y dificultades. Puedes pensar que el psicólogo/a no puede entender tu situación si no lo ha vivido y por ello querer hacerle preguntas. Sin embargo, el psicólogo/a como profesional que es, si no está formado o preparado para atender tu demanda y ayudarte a solucionar la situación que te ha hecho acudir a su consulta, te derivará a otro profesional que sí pueda.
Con respecto a la duración de la terapia, no hay una respuesta concreta. La duración depende del problema por el que se acude, tu personalidad, la frecuencia de las sesiones y el trabajo que hagas tú mismo tanto dentro como fuera de la consulta. En este aspecto es muy importante que trabajes por tu cuenta lo que te pida el psicólogo/a ya que influirá mucho en la duración de la terapia. En cualquier caso, siempre intentamos que las terapias sean lo más breves posibles, siempre que sean eficaces. No es adecuado alargar la terapia más de lo necesario ya que no es positivo para ninguna de las dos partes.
En relación al punto anterior y al compromiso con la terapia que comentábamos en el post anterior, en algunas sesiones el psicólogo/a puede pedirte tareas para casa. Estas tareas suelen ser pequeños ejercicios que servirán para desarrollar y reforzar las habilidades necesarias para que puedas enfrentarte al problema (y a futuros problemas similares). Por ello, es importante que las hagas siguiendo las indicaciones que te de tu psicólogo/a y (si te lo pide) lleves el registro a la siguiente sesión. Si dejas de hacer estas tareas, es muy probable que el tiempo de terapia se alargue porque no estás haciendo el trabajo necesario para solucionar la situación problemática.
En la terapia, la sinceridad es la clave tanto por tu parte como por la del psicólogo/a que te atienda. La sinceridad por tu parte hará que tu terapeuta te conozca y te entienda, lo que a su vez logrará que el apoyo y la ayude que te brinde se más eficaz. Y la sinceridad por parte del profesional (respondiendo a aquellas dudas que plantee, reconociendo los posibles errores que pueda cometer, etc.) hará que tú puedas confiar más en él/ella y de este modo la terapia se desarrollará correctamente hasta alcanzar las metas propuestas.
Por último, un aspecto que también genera duda es ¿qué ocurre tras la última sesión? Esto también depende de cada terapeuta y su forma de funcionar. En nuestro caso, hacemos un seguimiento de cada caso, para comprobar que los cambios logrados durante la terapia se mantienen. Además, este seguimiento sirve para dar apoyo y ofrecer ayuda en caso de que, una vez finalizada la terapia, encuentres problemas o dificultades. A veces, podemos volver a padecer el mismo problema porque no hemos afianzado lo suficiente las habilidades desarrolladas. En tal caso, es importante tener en cuenta que el psicólogo/s puede ayudarnos a reforzarlas. No hay que sentir miedo ni vergüenza por acudir debido al mismo problema, hay situaciones muy complicadas que pueden bloquearnos en un momento dado y necesitamos reafirmar las habilidades adquiridas.
Esto es todo por el momento, creemos que este post, junto con el anterior pueden despejar las dudas más importantes que pueden hacernos rechazar el pedir cita con un psicólogo/a. Esperamos que nuestra pequeña guía os ayude.