
Hoy en día, todavía hay muchas personas que no buscan ayuda profesional en un psicólogo. Las razones que tienen para no hacerlo son diversas: piensan que no va a servir de nada, que es muy caro, que no tienen tiempo o que el problema al que se enfrentan no es importante.
Todos valoramos nuestra salud física y acudimos al médico cuando detectamos un problema o cuando algún problema físico nos entorpece en nuestras actividades diarias. Sin embargo, no valoramos de ese modo nuestra salud psicológica. Mucha gente cree que el psicólogo solo está para atender a personas con graves problemas mentales, pero esto no es así. Si bien los psicólogos atendemos a este tipo de personas, también ofrecemos ayuda a aquellas que se encuentran ante una situación concreta y puntual que les provoca malestar o que no saben muy bien cómo abordar.
A veces, no damos importancia a estas situaciones, y aunque siempre es mejor superarlas por nuestros propios medios no siempre es posible. Es ahí cuando un psicólogo puede sernos útil, ya que nos proporcionará una forma de desarrollar habilidades y nos ayudará a encontrar recursos para superar esa situación. El fin de este proceso no es que el psicólogo nos de la solución al problema, sino que a través de unos pasos nosotros mismos aprendamos a solucionarlo y obtengamos una serie de recursos propios para ello, que más adelante podremos volver a utilizar en otras situaciones difíciles.
Es importante solucionar este tipo de problemas, aunque pensemos que son pequeños (y aun así no conseguimos librarnos de ellos) ya que nuestra salud psicológica funciona de la misma forma que la física; si comenzamos con un pequeño problema que no tratamos al cabo del tiempo éste crece, se complica y es mucho más difícil de tratar. Además, nuestra salud física está ligada a nuestra salud psicológica y un problema psicológico puede derivar en problemas físicos (el ejemplo más claro sería el estrés)
Por todo esto, creo que deberíamos estar atentos a esos pequeños problemas que nunca desaparecen y que intentemos solucionarlos, bien por nuestros propios medios o bien acudiendo a un psicólogo. Si creamos pilares psicológicos fuertes podemos desarrollar nuestras habilidades y nuestra mente hasta donde queramos.