
En la sociedad existen muchos estereotipos que damos por ciertos, también los hay sobre las personas mayores. La idea que tenemos cuando pensamos en ellas es la de una persona débil, que enferma con facilidad, que no puede hacer las cosas del día a día por sí misma o que padece algún tipo de demencia. Como en todo, claro que estos casos existen y que cada día las demencias son más comunes, pero también están aquellas personas mayores que con 90 o 95 años siguen haciendo lo que ha hecho toda la vida.
La cuestión es que debido a la idea que formamos en nuestra mente sobre cómo es una persona mayor, a veces somos nosotros quienes los convertimos en lo que creemos que son (o que deberían ser). Y es a partir de este punto cuando surgen los malos tratos.
Con malos tratos no quiero decir que haya agresión física hacia la persona mayor ni siquiera que esos malos tratos se realicen de forma consciente, sino que no les damos el trato adecuado. Esto ocurre muchas veces por desconocimiento sobre cómo actuar, especialmente cuando la persona es más vulnerable (porque padece una demencia, porque no se vale por sí misma, etc.).
Por esto creo que es muy importante que aprendamos a tratar adecuadamente a las personas mayores. Lo mejor que podemos hacer para evitar estos malos tratos es tratarlos como a cualquier otro adulto: teniendo en cuenta sus opiniones, deseos y también es muy importante que les dejemos mantener la máxima autonomía que su estado físico y psicológico les permita. Con esto quiero decir que si una persona puede comer por sí misma, aunque le cueste más tiempo, le permitamos que lo haga. Deberíamos ser un apoyo para estas personas pero sin «inutilizarlas»; debemos ayudarles a realizar las actividades que ellos no puedan, pero sin quitarles lo que sí pueden hacer.
El mantenimiento de la autonomía de las personas mayores hace que éstas puedan conservar esas funciones durante más tiempo. Y en los casos de demencias, al mantener el cerebro más activo, les permite mantener un poco más su memoria. Es muy importante que seamos conscientes de esto, ya que estos malos tratos están presentes en todas partes; desde la propia familia a las instituciones.
Por todo esto, creo que deberíamos replantearnos la idea de cómo es una persona mayor y convertirnos en un apoyo para que estas personas puedan vivir con la dignidad y el respeto que merecen.