
Hoy quiero hablaros de un tema que en los últimos años ha ido cobrando mayor importancia debido al incremento de personas que lo padecen: las demencias.
Con los avances en la medicina y las mejoras en la calidad de vida, nuestra esperanza de vida se ha alargado; y a causa de ello hay un mayor número de personas que padecen diferentes tipos de demencias, de las cuales la más común es el Alzheimer. La mayoría de nosotros conocemos a alguien que la padece, bien sea un familiar nuestro o un familiar de un amigo.
Por esto, creo que es importante que conozcamos los síntomas más en detalle para poder estar atentos y detectar el Alzheimer en sus primeras fases. Ya que, si esta enfermedad se comienza a tratar en el momento en que aparecen los primeros síntomas, la vida de la persona que la padece puede mantenerse durante un tiempo mayor sin necesidad de recurrir a otro para hacer las tareas cotidianas.
En primer lugar, y antes de entrar a hablar sobre las demencias, me gustaría dejar claro que ni todas las personas padecen este tipo de enfermedades ni hay que tratarlos como incapaces en caso de que la padezcan. Lo más adecuado es tratar a las personas afectadas de la forma más normal posible, manteniendo nuestra conducta en la medida de lo posible y adaptándonos a las necesidades que tengan sin quitarles la autonomía que conserven.
Todos tenemos una idea, quizás un poco vaga de lo que son las demencias, pero hoy voy a explicarlo un poco más en detalle. Las demencias implican un deterioro del funcionamiento intelectual, que afecta al funcionamiento personal, social y laboral. Este tipo de enfermedades son degenerativas y por tanto, sus síntomas se van agravando con el paso del tiempo.
Los primeros síntomas que veremos en una persona que padezca una demencia es el deterioro de la memoria, muchas personas lo asocian con la edad, pero no todas las personas mayores sufren este deterioro (si no padecen una demencia). Este síntoma se ve reflejado en hechos como que repitan una misma historia o pregunta en un período breve de tiempo, o que se les olvide dónde han puesto una cosa de forma más o menos recurrente. En esta fase es difícil discernir si son problemas debidos a la edad de la persona únicamente o si padece una demencia, a menos que conozcamos muy bien a la persona (aun así sigue siendo difícil).
A partir de este punto, los problemas de memoria se irán agravando progresivamente, ya que la persona irá olvidando más cosas con el paso del tiempo. La pérdida de memoria es el síntoma más visible de las demencias. Pero también podemos detectarlo a través de comportamientos extraños (como guardar objetos en sitios raros o que se obsesione durante un tiempo con alguna idea que no sea real). Con esto me refiero a que guarde, por ejemplo, el mando de la televisión en el horno o a que se enfrente a quienes la atienden diciendo que quieren envenenarla con el café (puede parecer exagerado pero son casos reales).
La evolución de esta enfermedad es muy compleja ya que depende de muchos factores como la actividad mental que haya realizado a lo largo de su vida y la que realice la persona actualmente, si padece alguna otra enfermedad, la situación social y psicológica en la que se encuentre, etc. Pero independientemente de todo ello, los síntomas iniciales son los mismos, aunque puede resultar más difícil detectarlos.
Si se detecta alguno de estos síntomas y se considera que la persona puede padecer una demencia, lo mejor que se puede hacer es acudir al médico de cabecera para que realice un examen preliminar a la persona y así valorar su estado para poder intervenir. En las primeras fases se puede mejorar mucho la memoria de la persona si se realizan ejercicios para mejorar la agilidad mental. Además, existen asociaciones que ayudan a familiares de personas que padecen estas demencias, orientándolos sobre cómo tratar al enfermo. También en vuestro centro de salud os pueden facilitar información al respecto. Así, que informaros bien y estad atentos a los síntomas, ya que podéis mejorar mucho la calidad de vida de vuestros familiares si detectáis la enfermedad en sus primeras fases.