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Las vacaciones y el volante

Durante estas fechas la mayoría de la gente se va de vacaciones, y muchas de estas personas deciden hacerlo en coche porque no dependen de un horario, es más cómodo y no tienen que compartir el espacio con personas desconocidas. Sin embargo, al haber tantos coches en las carreteras y tantos kilómetros por delante, también hay un riesgo mucho mayor de tener un accidente.

La conducción es una actividad compleja porque tenemos la atención dividida en los distintos procesos necesarios, además de muchos otros factores situacionales y emocionales que afectan a la misma. Por ello, desde la web compramostucoche.es han decidido hacer una campaña de concienciación para promover la buena conducción. Lo abordan desde un punto de vista cómico aunque siempre teniendo en cuenta que el peligro es real y que debemos tomárnoslo muy en serio.

Nos han enviado un artículo en el que explican brevemente su enfoque y su objetivo con esta campaña, en el que incluyen un link sobre los perfiles de malos conductores. Nosotros por nuestra parte ampliaremos información desde el punto de vista psicológico en el post de la semana que viene. Aquí os dejamos el artículo y el link. Tened cuidado en la carretera y difrutad de las vacaciones.

Cerebros en la carretera: dime cómo conduces y te diré quién eres

¿Recuerdas la serie de dibujos animados “Los autos locos”? En ella, los contendientes de una eterna carrera de coches decoraban sus vehículos e incluso los conducían de un determinado modo en función de su personalidad, sus gustos y su estilo de vida. Quienes tienen un carné de conducir y suelen ponerse al volante estarán de acuerdo en que, en este caso, la realidad imita a la ficción. ¿Cuántas veces has visto un vehículo en carretera y, dependiendo de su exterior y del modo en que se desplazaba, le has puesto cara a su conductor?

Más allá de las bromas y de los típicos perfiles de malos conductores que todos conocemos, lo cierto es que cada vez son más los estudios que afirman que el temperamento, el carácter y los factores afectivos emocionales tienen mucho que ver con el modo en que conducimos. En este sentido, es importante no dejarse llevar por los estereotipos. Si bien es cierto que las personas aquejadas de cierta inmadurez, con una personalidad más osada y con más tolerancia a las situaciones de riesgo tienen una mayor tendencia a sufrir accidentes, no hay que olvidar que existen otros factores psicológicos que pueden poner en peligro nuestra seguridad en la carretera, como son la inseguridad o, incluso, el miedo a conducir.

Del mismo modo, las condiciones situacionales que atraviesa una persona cuando coge un vehículo (desde el cansancio hasta el estrés de una situación que hemos vivido previamente) y la habilidad al conducir que cada individuo desarrolla a lo largo de su vida tienen un peso fundamental. Las destrezas cognitivas aprendidas necesarias para ponerse al volante no son pocas. Si bien muchos individuos sienten que conducen de manera ‘automática’ o que su vehículo es prácticamente una extensión de su cuerpo, lo cierto es que conducir es posiblemente la actividad cotidiana más compleja a la que nuestro cerebro ha de enfrentarse. ¿El motivo? Principalmente, la enorme coordinación necesaria para ello. A través de un mecanismo de atención dividida, nuestro cerebro es capaz de recoger y articular información visual y espacial, procesarla y elaborar una respuesta que solo puede ser llevaba a cabo a través de una perfecta coordinación entre ojo y mano. Un proceso que, a simple vista, se materializa en el simple acto de mirar por el retrovisor, calcular una maniobra y llevarla a cabo utilizando el volante y la palanca de cambios sin perder de vista todo lo que sucede a nuestro alrededor en la carretera.