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Instrumentalización de los hijos en las separaciones

Cada día se separan parejas y matrimonios.

Esto como premisa no debería ser un problema, las relaciones no siempre funcionan como nos gustaría a veces simplemente no es la persona adecuada, otras hay algo más de por medio. Pero ¿qué pasa cuando en una relación de pareja que termina hay hijos?

En primer lugar creo que es importante que sepamos que no por mantener unida a la pareja los hijos van a estar mejor. Si los padres están todo el día discutiendo, peleándose delante de los hijos o incluso involucrándolos pidiendo que se posicionen de parte de uno de ellos será mucho más dañino para ellos que sigan juntos a que se separen. Por otro lado si la pareja tiene claro que no pueden seguir juntos y han intentado todo para poder mantenerse unidos (o uno de ellos está decidido a no seguir juntos) lo mejor es hacerlo cuanto antes y de forma definitiva. No es bueno dar falsas esperanzas a los hijos sobre que puede que vuelvan a convivir con sus dos padres.

Una vez dicho todo esto, lo ideal sería una ruptura «pacífica». con esto quiero decir que lo mejor sería llegar a un acuerdo entre los padres de cuáles van a ser las condiciones de la separación, cómo van a organizar la custodia del hijo o hijos, etc. Lamentablemente, cuando la razón de la ruptura es una infidelidad por parte de uno de los miembros de la pareja o un hecho que el otro miembro interpreta como una traición es muy difícil poder llegar a este tipo de acuerdos y lo más habitual es la instrumentalización del hijo.

Instrumentalizar a un hijo quiere decir que uno de los miembros de la pareja utiliza al hijo como «arma arrojadiza» para hacer daño a la otra persona. Lo más típico en estos casos es no permitir que vea a hijo, convencer al hijo para que no quiera ver a la otra persona, hablar mal de la otra persona o contarle cosas que ha hecho la otra persona para hacerle daño (que no tienen por qué ser ciertas y que además no debería conocer de esa manera el hijo).

De esta forma, la persona que ha instrumentalizado al hijo consigue que éste no quiera ver al otro progenitor, o que aunque quiera no puede hacerlo; bien porque no se lo permiten o bien porque tiene miedo de hacer lo que, en ocasiones bajo amenazas, le ha prohibido el progenitor con el que convive.

Este tipo de situaciones suelen acabar en los Juzgados debido a los conflictos que genera y se trabaja con ellas a través de la mediación familiar que se gestiona desde el mismo Juzgado. Muchas veces uno de los progenitores sólo puede ver al hijo en los puntos de encuentro, otras se consigue una custodia compartida.

Por todo esto creo que si tenemos una relación de pareja que no funcione bien (sobre todo si hay hijos), lo mejor que podemos hacer tanto por nosotros mismos como por nuestros hijos es intentar solucionar ese problema cuanto antes y por todos los medios de que dispongamos. Y en caso de no poder resolverlo llegar a un acuerdo entre los miembros de la pareja para tener una ruptura lo más cordial que podamos para que los hijos no se encuentren confundidos y sufran lo menos posible con esa situación. También es importante explicar al niño la situación, hacerle saber que va a poder ver a sus dos padres, aunque ellos no estén juntos y que no es culpa suya que haya ocurrido esa situación.