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La experiencia nos hace más fuertes

Hoy queremos hablaros de una técnica japonesa para arreglar la cerámica y que queremos trasladar al ámbito de la psicología de la salud mental. Esta técnica que os queremos comentar se llama Kintsugi o Kintsukuroi, y es una técnica japonesa basada en el arte de arreglar las fisuras o fracturas de la cerámica con oro. Lo que se busca con esta técnica no es una restauración perfecta donde parezca que nunca se ha roto sino todo lo contrario; quieren ensalzar la belleza de esas cicatrices.

La historia del kintsugi se remonta a finales del siglo XV cuando el shōgun, Ashikaga Yoshimasa envió a China, para ser reparados, dos de sus tazones de té favoritos. Los tazones volvieron reparados pero con unas feas grapas de metal, que los volvían toscos y desagradables a la vista. El resultado no fue de su agrado, así que buscó artesanos japoneses que hicieran una mejor reparación, dando así con una nueva forma de reparar cerámicas, convertida en arte.

La reparación llevada a cabo con esta técnica supone una modificación física de la pieza de cerámica, ya que las juntas se rellenan en exceso con una pasta de resina y polvo de oro, plata o platino que actúa como sellante de las diferentes secciones. Como ya os hemos adelantado, aunque sea una técnica artística, tiene un trasfondo que va más allá y que responde a una filosofía y a una manera particular de entender el arte y el paso del tiempo en éste. Cada rotura y fisura forma parte de la historia de ese objeto, de la que sentirse orgulloso y de la que no hay que ocultarse; por ello se usan materiales tan apreciados como el oro.

En el mundo occidental, muchas veces algo que se ha roto deja de servir y se desecha; pero esta filosofía nos invita a transformarlo convirtiendo esa fractura en algo bello que mostrar.

Toda esta filosofía la podemos trasladar a nuestra vida, convirtiendo cada cicatriz en algo que nos motiva a seguir adelante y que nos hace más fuertes. por ejemplo, en medicina vemos también que se cumple esta idea; si padecemos una enfermedad y la superamos, nuestro cuerpo desarrolla los anticuerpos que nos ayudan a luchar contra esa enfermedad en caso de que nos volviésemos a contagiar.

En el plano que nos corresponde como psicólogas sabemos que padecer cualquier tipo de trastorno mental o situaciones que afecten a nuestra salud mental no es fácil. Al igual que en esta técnica japonesa trabajar con nuestros problemas psicológicos supone un esfuerzo, lleva su tiempo y además todavía sigue habiendo una tendencia a ocultar este tipo de problemas. Creemos que es importante normalizar este tipo de problemas, ya que no se ocultaría tanto y probablemente se buscarían los medios adecuados con mayor frecuencia y en el momento adecuado.

Desde nuestra experiencia creemos que superar cualquier problema relacionado con la psicología en cualquiera de sus ámbitos concretos (emocional, de relaciones e incluso el trabajo de crecimiento personal), nos ayuda a sentirnos mejor, más seguros y nos proporciona herramientas y recursos para afrontar otras situaciones problemáticas que puedan surgir en el futuro.

Por todo esto os animamos a imitar esta filosofía y a ver vuestras cicatrices (de todo tipo) como algo que forma parte de vuestra historia personal, que os impulsa a seguir adelante, que os hace más fuertes y que simboliza un reto que habéis superado.