
En las últimas publicaciones hemos hecho referencia al «síndrome o depresión postvacacional», y es que en estas fechas es un tema por el que mucha gente se interesa. Muchas personas tienen dudas al respecto; si existe o no, algunas personas experimentan síntomas que podrían indicar que lo padecen y les gustaría saber cómo recuperarse. Por ello, y para finalizar con este tema queremos hacer este post, que debido a su extensión dividiremos en dos, y en los que haremos un breve resumen sobre todo esto.
En primer lugar, es importante decir que desde el punto de vista psicológico el «síndrome postvacacional» no se considera un cuadro clínico. Esto se debe a que no existen unos criterios estándar que lo definan y por tanto no se puede valorar como tal. Sin embargo, sí que es cierto que un cierto número de personas, una vez que finaliza el verano (y con él las vacaciones), padecen ciertos síntomas como cansancio, irritabilidad, tristeza, etc. Esto se debe a una mala adaptación a la vida diaria y la rutina de nuevo; y es lo que se ha denominado «síndrome postvacacional».
Ahora bien, ¿por qué aparecen estos síntomas? y ¿de qué depende que los padezcamos o no? Estos síntomas se dan normalmente porque hemos tenido un período vacacional largo, en el que hemos cambiado nuestros horarios (descanso, comidas, horas de trabajo, horas de ocio). Además, en muchos negocios durante el verano reducen el horario de apertura lo que hace que sus trabajadores tengan menos horas de trabajo y más de ocio. También es importante tener en cuenta el trabajo en el que se encuentra la persona; es decir, si es un trabajo que le resulta agradable, con un buen ambiente de trabajo, las relaciones con los compañeros son buenas y se siente valorado/a lo más probable es que no padezca estos síntomas. Seguramente no estará deseando volver a la rutina, pero eso es síntoma de que sus relaciones con su pareja, familia y amigos son buenas. En el otro lado, aquellas personas que realicen un trabajo que no les agrade, con un mal ambiente de trabajo, malas relaciones con los compañeros y en el que no se sienten valorados; tienen muchas más probabilidades de padecer este tipo de síntomas y cuanto peor sea la situación, más importantes serán los síntomas.
Ante esta situación habrá personas que se enfaden pensando que «ojalá yo tuviera síndrome postvacacional», y tienen su razón para sentirse así, hablamos de las personas que se encuentran en el paro. Quizá no se hable de su caso, pero también sufren un cambio en esta época del año. Habitualmente el turismo, el buen tiempo y las vacaciones hacen que se creen unos puestos de trabajo temporales que ocupan este tipo de personas, y por ello normalmente durante el verano tienen un respiro tanto económico como emocional. Durante este tiempo, pueden relajarse un poco porque tienen un trabajo, pero al finalizar la temporada este puesto en el que están no es necesario y vuelven a encontrarse en el paro. Esto los lleva a la situación de tener que buscar de nuevo un trabajo, lo que conlleva el estrés y la ansiedad de intentar encontrar algún trabajo que les permita vivir. Por ello, también pueden sufrir síntomas similares aunque sus razones sean justo las contrarias.
En el post de la semana que viene continuaremos con este tema abordando temas como: cómo afecta a los estudiantes y a los niños, el aumento de las rupturas de pareja en estas fechas y unos breves consejos para eliminar o minimizar los síntomas.