
Hoy en día disponemos de una infinidad de vías por las que comunicarnos con los demás: teléfono, carta, e-mail, fax y todas las redes sociales. Sin embargo, ¿El papel que están cumpliendo estas redes sociales es realmente facilitar la comunicación?
En principio su misión era mantenernos conectados con nuestros seres queridos, poder compartir con ellos fotos, videos, comentar todo aquello que quisieran publicar formando parte del momento aunque no pudiéramos estar ahí. Pero en los últimos años, y cada vez más, parece que en vez de crear esa unión lo que hacen es distanciarnos de los demás.
Hay muchas personas, grupos de amigos o familias, que cuando están juntas en vez de hablar, disfrutar el momento y hacer cosas juntos, están cada uno con su móvil o tablet metidos en su pequeño mundo virtual. A veces, parece más importante ese mundo que la vida real, la vida que se están perdiendo. Personalmente soy una persona a la que no le gusta mucho hacerse fotos, aunque sí que me gusta tener alguna que otra de momentos que vivo con otras personas: una cena con amigos, una comida con la familia o un viaje con mi pareja. Sin embargo, hay personas que esto lo llevan al extremo y en vez de hacer alguna foto y dedicarse principalmente a disfrutar del momento, están la mayor parte del tiempo haciendo fotos y buscando la pose perfecta para poder luego publicarlo en sus redes sociales. En esas ocasiones me pregunto si realmente son conscientes y están disfrutando ese momento o simplemente están documentando su vida a la vez que la despojan de todo sentimiento.

Esto es algo que estoy viendo en mucha gente últimamente, veo mucha gente que no se dedica a disfrutar de lo que hacen sino que van como si estuvieran programados y luego publican todo como si cada día fuera el mejor día de sus vidas. Si esto fuera cierto, me parecería genial, porque cada uno publica lo que quiera si eso le hace feliz; el problema es que muchas veces detrás de todo eso se esconde una realidad que poco se acerca a lo que se refleja en las redes sociales. Hay muchas de estas personas que en realidad se sienten solas o vacías, que no tienen una meta que les motive a hacer cosas para sí mismas y que se refugian en las redes sociales para escaparse de la realidad que no les gusta en vez de enfrentarse a los problemas que ésta pueda presentarles.
En las redes sociales es muy fácil parecer una persona feliz, con muchos amigos y que disfruta cada momento, pero ¿hasta qué punto todo esto es real? Creo que a veces sería bueno, que nos distanciasemos del mundo digital y nos planteasemos qué estamos haciendo en nuestra vida y con nuestra vida, y si eso es lo que realmente queremos.
Está bien mantenernos en las redes sociales para poder estar en contacto con gente a la que quizá no podamos ver habitualmente, o para conocer nuevas personas con las compartamos aficiones y podamos hablar, pero deberíamos intentar que no fuera el centro de nuestra vida.
Ya os hablé en un post anterior sobre las adicciones a las nuevas tecnologías, y más adelante publicaré otro post relacionado con el de hoy y con el post anterior sobre adicciones. Si os interesa el tema o algún aspecto concreto podéis escribirme y os responderé.