Publicado el

Ser fieles a nosotros mismos

diferente

Hoy en día es difícil ser nosotros mismos; la sociedad nos dicta cómo vestir, qué pensar, qué decir e incluso qué sentir. Las tiendas tienen todas el mismo estilo de ropa, la información que recibimos nos guía a una línea de pensamiento y si nos salimos del camino que se nos marca se nos aísla.

Siempre es difícil mostrarnos tal y como somos, porque todos tenemos inseguridades y queremos proyectar una buena imagen ante los demás. Como ya he dicho en otras ocasiones, nuestra autoestima se forma en gran parte por el mensaje que recibimos de los demás, por su reacción ante lo que ven en nosotros. Por todo esto, la mayoría prefiere pasar desapercibido siendo lo más parecido posible a los demás.

Sin embargo, muchas veces no nos sentimos a gusto con nosotros mismos al hacer esto ya que estamos intentando ser algo que en realidad no somos. Quizás nuestra forma de vestir o las opiniones que en realidad tenemos nos haría recibir algunas miradas o comentarios de reproche, pero a la larga nos reportaría mucha satisfacción al saber que estamos siendo auténticos, que no estamos actuando.

Para poder tener una buena autoestima y sentirnos a gusto con nosotros mismos, lo que a la larga también significa una mejora de nuestra vida, nuestras relaciones sociales, familiares y de pareja, hay que ir poco a poco. En primer lugar hay que saber ver nuestras cualidades, habilidades y todos los aspectos positivos que tenemos, aunque a veces nos parezcan insignificantes. Es importante valorar lo que tenemos, es decir, el poder caminar, poder ver u oír por ejemplo nos parecen cosas normales y obvias que todos tenemos. Sin embargo, si nos paramos a pensarlo esto no es así, hay gente que no tiene esas capacidades. Éste es el tipo de cosas al que me refiero, cosas que no valoramos habitualmente porque las damos por sentadas. Si empezamos valorando esas cosas, nuestra autoestima irá en aumento.

La segunda parte sería ver qué defectos tenemos y qué cosas podemos mejorar de nosotros mismos, pero no para agradar más a los demás sino para sentirnos nosotros mejor. Por ejemplo, muchas personas nos planteamos adelgazar y también muchos fracasamos al intentarlo. Esto en muchas ocasiones se debe a que la motivación no es la adecuada; si queremos adelgazar porque así vamos a gustar más a los demás o porque es lo que se espera de nosotros, no va a funcionar. Lo ideal es encontrar un motivo propio que sea el que nos impulse a conseguirlo, puede ser poder ponerte cierto tipo de ropa que te encanta pero con el que ahora mismo no te sientes bien o por un motivo de salud (por ejemplo, que al mejorar tu forma física podrás realizar algunas actividades que te gustan y ahora mismo no puedes o te resultan complicadas). La cuestión es que nos fijemos la meta de mejora personal que sea, el motivo por que la elijamos tiene que ser nuestro, no algo impuesto desde fuera ya que esto a largo plazo nos va a llevar a abandonar ese objetivo y nos va a generar malestar por no haberlo cumplido.

Como veis volvemos al tema del inicio, a ser fieles a nosotros mismos, a ser lo que somos y no lo que los demás nos dicen que tenemos que ser. Es cierto, que hay situaciones que requieren ser un poco flexibles con esto. Quiero decir, tenemos que adaptarnos a las situaciones o a los diferentes ámbitos de nuestra vida; en el trabajo tendremos que seguir una serie de normas y si el trabajo lo requiere llevar un uniforme (que probablemente no sea de nuestro estilo), pero es simplemente trabajo. Hay que saber aceptar también estos papeles, aunque no significa que dejemos de ser nosotros mismos, podemos serlo de una forma diferente como por ejemplo aportando ideas de mejora u opiniones a nuestros jefes (asumiendo que pueden o no ser aceptadas por éstos).

En resumen, para mi es importante tener nuestras propias ideas y valores, y crear nuestras metas a partir de nosotros mismos, de lo que nos motiva. Mantenernos fieles a nosotros mismos hace que nuestra autoestima sea mejor y como consecuencia también mejoran nuestras relaciones con los demás (y la forma en la que nos perciben).